Se
planeta la existencia de dos procedimentalismos, el procedimentalismo
utilitarista y el dialógico. El primero, con un egoísmo encubierto, promueve el
mayor bien del mayor número. Ello en apariencia es sano para llegar a acuerdos
comunes y a rápidas soluciones, sin embargo, deja fuera a los sectores
minoritarios, excluyéndolos y distribuyendo la utilidad desigualmente. Por su
parte, el segundo tipo de procedimentalismo supone como interlocutores reales a
todos aquellos de competencia comunicativa, sin excluir a algún sector.
Es
necesario que la ética del discurso de Apel y Habermas sea reconstruida ya que,
tan pronto fue aplicada, se descubrieron limitantes. Por esa razón sería
valioso añadir una fisonomía de ethica
cordis, la de una ética de la razón cordial. Es necesario incluir en la
ética del discurso la posición de seres compasivos y que merecen compasión, ya
que ello es un motor que impulsa la búsqueda de argumentos para edificar una
realidad social merecida por los humanos.
Adela
Cortina hace un juego de palabras bastante significativo y alentador donde ligatio, se relaciona a ob-liga, y a su vez a ob-ligatio (Cortina, 2003 y 2007). Es
necesario que los seres humanos reconozcamos que el vínculo entre los pueblos
ya existe de algún modo, pero que hay que exaltarlo, madurarlo y protegerlo de
rupturas. Se debe reconocer que ya existen vínculos pero que están descuidados
y que es necesario verlos no como medios para obtener ganancias, sino como
formas de crecimiento mutuas, hasta medios de apoyo para atender las
necesidades de otros.
Se
determina que, a través de la ética del discurso, todo ser capaz de establecer
un vínculo comunicativo es un interlocutor válido y para con el cual se tienen
determinados deberes, no impuestos por alguien ajeno a uno mismo, sino
dispuestos por la propia naturaleza del ser del que se trata. Son pues, las
aportaciones de estos individuos, trascendentes para llevarse a cabo cualquier
acción, sin menoscabar sus ideas o contribuciones.
Sin
bien requiere un gran esfuerzo hacer que los pequeños sectores logren
contribuir cada vez más simétricamente en las decisiones que suelen tomar los grupos
mayoritarios, es importante que éstos últimos tomen el puesto de defensores de
los derechos de expresión de aquellos que no suelen ser escuchados por ser
pocos. Ello, hace referencia entonces, no sólo a una ética procedimental, sino
a una ética e corresponsabilidad y del compromiso para que el vulnerable posea
poder de decisión y sea posible un diálogo justo.
Me parece que es importante lo que destacas sobre este artículo. Aunque en su artículo Adela habla sobre la situación española, en general, en cualquier sociedad aplica la necesidad de identificar cuáles son los valores positivos predominantes para poder estructurar la organización en base a estos. Es trascendente del mismo modo, que una vez identificado un orden ético, este sea enfocado a la cordialidad, a la caridad, transformado a una ethica cordis. Este esfuerzo moral debe efectuarse en todas las sociedades empezando desde sus bases, la familia.
ResponderEliminarMaestra Carmen: A lo largo de la historia de la humanidad se ha vivido, se han tomado decisiones considerando a la razón y a la emoción. Dependiendo no solo de la circunstancia, sino de la elección personal se ha favorecido uno u otro aspecto. Quizá lo ideal sería ampliar la propuesta incluyente de la Ethica Cordis, que une a la ética de la razón (procedimental) con la ética cordial (del corazón) a otros campos de la existencia humana.
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