domingo, 27 de enero de 2013

“El sentido del docente y sus consecuencias en la educación”



Rugarcía, Armando Torres (1996). El sentido docente y sus consecuencias en la educación en Educar en valores. Universidad Iberoamericana G.C. Puebla, México pp 51-71.


Al intentar mejorar el modo de enseñar, los maestros se encuentran con un sinfín de consejos y formas creativas de desarrollar sus temas gracias a la investigación que diversos pedagogos se han tomado tiempo para elaborar de manera académica. Sin embargo, cuando algún profesor desea llevar a la práctica alguna de estas ideas tan maravillosas, se topa con “algunas cuantas” barreras que parecieran infranqueables, no pudiendo llegar a si quiera implementar un piloto de dicho modelo. Tales barreras infranqueables se argumenta que pueden ser los planes y programas de estudio establecidos por la SEP, la poca profundización de cada tema abordado, las falta de diferentes estrategias de enseñanza acorde con las formas distintas de aprender, la apatía de la mayoría de los alumnos ante los temas de estudio, los grupos numerosos, etc… Esto conlleva a un replanteamiento de los fundamentos que sustentan la labor educativa por parte de los docentes revisando el enfoque pedagógico que está detrás de la acción educativa.

Enfoques pedagógicos

Por enfoque pedagógico se entiende la razón de ser de la labor docente. La problemática puede situarse dentro de tres enfoques pedagógicos: centrado en la materia enseñada, en el alumno y en lo social.

Dentro del primer enfoque se puede resaltar como deplorable la función de los premios y castigos tratados de fin y no de medio para lograr el aprendizaje. El estudiante de este modo actúa como un saco vacío, que en vez de ser llenado de conocimiento funcional y positivo, se encuentra vulnerable ante el desconocimiento del por qué, incluso, de su propio quehacer.

El segundo enfoque requiere de un compromiso entre educador y alumno para poder ser evaluado sin arbitrariedades. El estudiante debe comprometerse consigo mismo a trabajar y desear aprender tanto como el maestro puede enseñarle.

Para el tercer enfoque, el profesor debe estar consiente de cuáles son los aspectos socio-político-económicos que atraviesa el estudiante mientras desarrolla su investigación, debe también integrar teoría y práctica y en un sentido general, debe tener herramientas para darle un sentido y propósito a su carrera en medio de la sociedad.

Para lo anterior, el estudiante desarrolla el compromiso de servicio a una sociedad mientras crece como individuo. Cuando hay una dicotomía entre medio y vida estudiantil se vive en una profunda desvinculación evitando la acción transformadora. Se debe buscar la integración entre la vida y la escuela. El ser humano puede verse como un agente activo que es capaz de dialogar con la sociedad y capaz de transformarla mediante nuevas ideas. Entre más integralmente formado esté el estudiante será un mejor trabajador. 

Para acrecentar el conocimiento práctico del alumno, es bueno dejarlo hacer mucho mientras aprende en el aula, hay que enseñar a investigar.

María Antonia del Carmen Pérez Luna



2 comentarios:

  1. Concuerdo con usted en sus observaciones acerca de un enfoque tripartito, sólo cabe destacar que las barreras van más allá de los planes y otras cosas; más bien son consecuencia de un estilo de sociedad no apto para vanguardias educativas aunque intenten aparentar lo contrario.

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  2. Maestra Antonia: Es esencial humanizar el acto educativo, tal como usted recomienda, el docente debe estar cercano, en muchos sentidos, a la realidad del alumno. La educación debe ser integral, (tanto en el alumno, como en el maestro).

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