martes, 5 de febrero de 2013

Escuela y Familia: Una cooperación para el desarrollo

Antonio Muñoz García
Universidad de Granada

Moreno, Miguel (1997) Intervención psicoeducativa en als dificultades del desarrollo. Editoriales: Ariel S. A. Barcelona pp. 135-152.

La presente redacción explica a grandes rasgos lo que Muñoz García plasmó sobre la relación que existe entre la escuela y la familia. Él afirma que existen dos clases de educación, la formal y la informal y que ambas pasan por distintos agentes educativos, los cuales deben cooperar para alcanzar un desrrollo integral de los educandos.

Cada agente educativo (padres, maestros...) debe tener delimitadas sus responsabilidades sin que, en la mayor medida, alguno de ellos supla el campo de acción del otro. La intervención correcta de un padre en el ejercicio educativo formal facilita la comprensión temática y reduce en demacía los conflictos que el estudiante pueda llegar a generar en el lapso natural de su desarrollo. Esta cooperación también rinde frutos en la relación de pareja y de esta con los hijos.

Existen dos características de la familia que la identifican, su multideterminación y su pluridependecia.

La multideterminación es resultante de la interacción de factores políticos, económicos, sociodemográficos, por su parte la pluridependencia es la influencia bidireccional de la institución familiar.

La familia tiene múltiples razones para justificar su prevalencia, estas son, por ejemplo, que es el ámbito donde el niño pasa más tiempo durante la infancia, donde el niño se inicia en normas y valores sociales, donde le son inculcados valores tradicionales ganando identidad y donde el niño aprende con mayor influencia de la dimensión afectiva, ya sea en un sentido positivo o negativo.

Refiriéndomos a esto último, el impacto que los padres ejerzan sobre sus hijos debe buscarse que sea lo más positivo posible. Hay factores que guardan relación con la implicación de los padres en el proceso educativo de sus hijos, tales como su grado de estudios  o su nivel de ingresos.

Es necesario por ello que, en su calidad de padres, estos sean formados para actuar de un modo menos intuitivo y más responsable.

En el caso de que intervenga un psicopedagogo en la educación de un niño, su tarea consistirá en informar a los padres sobre cómo pueden optimizar sus recursos para obtener la mejor educación que con estos se pueda lograr; porporcionar información para evitar transtornos de conducta o dificultades de tipo emocional... todo ello implica una clara aceptación por parte de los padres para estar dispuestos a aprender lo que les ayude a cambiar en su propio comportamiento lo que causa daños.

De no intervenir adecuadamente padres y maestros en la educación de los estudiantes estos tenderán a fracasar escolarmente, lo cual es entendido por Martínez Muñiz (1986) como una dificultad grave que puede experimentar un niño con un nivel de inteligencia normal o superior, para seguir un proceso escolar de acuerdo a su edad. Lo que debe modificarse en caso de que existan estas tendencias la fracaso son: la autoestima del individuo, el manejo de pulsiones y el establecimiento de principios de disciplina y normas de conducta, esto mendiante cambiar los aspectos disfuncionales de las relaciones entre pareja y su actitud hacia los hijos, las conductas disruptivas y los patrones o estilos de comportamiento que redunden negativamente en las relaciones padres e hijos.

Existen formas de evaluar desde la escuela y esto se hace usando técnias de observación. Para ello se debe saber qué observar, con qué observar o qué técnicas de registro utilizar, a quién observar y cuando, dónde observar.

Para implicar a los padres se debe tomar en cuenta qué factores influyen en los resultados de las intervenciones, por ejemplo, la disponibilidad de participación de los distintos miembros de la comunidad familiar y su entrada o salida del proceso en el momento en el que se indique.

Al intentar mejorar la implicación educativa de los padres, se ha observado que el estudiante incrementa su desempeño al desarrollar formas de interaccionar positivamente con su familia, fuera de que el problema haya radicado en factores endógenos. La intervención responde entonces al orientar e instruir adecuadamente a los involucrados en la educación.

Ningún maestro debe poner en debate la propia identidad del alumno y el sistema escolar, antes bien, debe promover la erradicación de la intoleranca y el racismo mediante programas que se vean modificados en sus enfoques cognitivo, afectivo y conductual.

Los procesos de formación en su caracter educativo deben ser optimizados para formar en el educando una adecuada autoimagen, una identidad compartida y un desarrollo de habilidades que reconstruyan los tejidos familiares dañados por los conflictos.

María Antonia del Carmen Pérez Luna








5 comentarios:

  1. maestra
    buen analisis del articulo, sin embargo, los padres no debemos de suplir o remedir las carencias de los profesores, seria como si al pacinete se le diga usted tendra que terminar su tratamiento en casa bajo su criterio

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    1. Hola maestra!! a mi criterio y experiencia, el apoyo que los padres de familia brindan a la escuela, es esencial, ya que nos permite fortalecer los propósitos planteados en los programas, porque la familia es el medio más inmediato para atender las snecesidades básicas de éllos. No con esto, quiere decir que nos deslindemos de tareas, más bien es un trabajo en conjunto necesario.

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  3. Es vital la colaboración y sobre todo la disposición para un bien común en este caso la educación, pero ¿que tan dispuestos están en el día a día a trabajar armónicamente tanto los educadores y los padres?

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  4. Entiendo la educación como un proceso de amplio alcance, al promover el aprendizaje en nuestros alumnos, es posible llegar hasta la familia de cada uno.
    Por ejemplo en cuestiones de ecología o de prevención, los chicos tienen más conocimiento y entrenamiento que los papás (o hasta los mismos docentes). Los alumnos se convierten en agentes educativos en sus hogares ya sea comentando lo aprendido durante la jornada de ese día o bien promoviendo cambio de actitudes (no tirar la basura en la calle, etc.). Sería espléndido que escuela y familia conciliaran acciones conjuntas.

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